Hace unas semanas fue el apagón digital contra el proyecto de ley SOPA, que pretendía -bajo el pretexto de combatir la piratería- restringir el uso de la internet. Mañana es el turno del ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement por sus siglas en inglés o "Acuerdo Comercial Anti Falsificación").

En Madrid y Barcelona se esperan manifestaciones, así como en otras ciudades de los países que desarrollaron el acuerdo (Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda entre otros) y lo firmaron el mes pasado en Japón.

Para estar cien por ciento operativo, el ACTA requiere ser aprobado por el Parlamento Europeo, algo que se espera evitar con estas acciones, que incluyen recolectar firmas vía internet.

A pesar de ser un instrumento que tendría repercusiones en todo el planeta, en tanto la internet es global, se desarrolló en secreto y sólo se dio a conocer un borrador en marzo del 2010, donde se admiten nuevas sanciones penales para obligar a los proveedores de la red a vigilar los contenidos en Internet, mermando la libertad de expresión e incrementando la inseguridad jurídica.

Holanda, Chipre, Eslovaquia, Estonia y Alemania no lo han suscrito todavía (pero pueden hacerlo en el futuro). Eslovenia, Letonia, Polonia, Rumania y la República Checa han suspendido su ratificación.

Los que se oponen al ACTA en Europa señalan que no se le ha dado oportunidad a la sociedad civil a analizar y debatir en profundidad el proyecto.

Información de ElPaís. Resumen de Sophimanía

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