Beber en exceso puede afectar al cerebro de tal manera que dificulta a los alcohólicos recuperarse de experiencias traumáticas, según sugiere una investigación realizada con ratones. Un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) hizo el estudio dando fuertes dosis de alcohol a un grupo de estos roedores durante un mes. A otro grupo de ratones no se le dio nada de alcohol y ambos grupos fueron entrenados para atemorizarse con el sonido de un tono con leves descargas eléctricas.

Cuando el sonido se dio en forma repetida sin el choque, los ratones del grupo de control dejaron de tener miedo con el tiempo. En cambio, los ratones alcoholizados se congelaban de miedo cada vez que oían el sonido, incluso cuando la amenaza de ser sorprendidos había desaparecido por completo.

En la investigación se observó luego los cerebros de ambos grupos. A diferencia de los sujetos de control, los ratones expuestos al alcohol tenían células nerviosas de forma diferente en la corteza prefrontal del cerebro y la actividad debilitada de un receptor clave, el NMDA. A partir de esto se puede concluir que el abuso de alcohol podría causar estos cambios específicos en el cerebro, produciendo problemas de ansiedad.

El investigador Thomas Kash, de la UNC, explicó en un comunicado que,"Básicamente, nuestra investigación muestra que la exposición crónica al alcohol puede causar un déficit con respecto a la forma en que nuestros centros cerebrales cognitivos controlan los centros emocionales del cerebro".

El grupo de investigadores encontró similitudes entre este modelo y el cuadro de pacientes humanos con Trastorno de Estrés Postraumático, que presentan problemas para recuperarse de un experiencias traumáticas y experimentan ataques de pánico cuando el peligro real ya no es actual. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Nature Neuroscience.

Información de Live Science. Traducción y edición de Sophimanía

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