EEUU: Juez invalida medida que prohibía venta de vasos gigantes de gaseosa desde mañana
Los neoyorquinos que disfrutan de las bebidas en tamaño super-grande (alrededor de 40 onzas), podrán seguir comprándolas, por ahora. El lunes, un juez estatal invalidó la medida presentada por el alcalde Michael Bloomberg que pretendía prohibir este tamaño de bebidas.
La medida, primera en su tipo, hubiera prohibido la venta de gaseosas y otras bebidas azucaradas con más de 16 onzas (473 ml). El alcalde promovió la propuesta como una oportunidad para hacer más saludable a los habitantes de la ciudad y como una de varias medidas para combatir la epidemia de obesidad que recorre su país. Un reciente estudio señala que el 58 por ciento de adultos en Nueva York tiene sobrepeso.
El juez Milton Tingling dictaminó que la medida era "arbitraria y caprichosa", luego que los grupos representantes de la industria demandaran al alcalde. Por su parte, Michael Bloomberg dijo que el juez estaba "completamente errado" y que apelará su decisión.
"Si queremos ser serios en combatir la obesidad, debemos ser honestos respecto a sus causas. Mientras otros se cruzan de brazos, en Nueva York estamos haciendo algo al respecto. Sería irresponsable no tratar lo que esté a nuestro alcance para salvar vidas", afirmó el alcalde Bloomber.
El Comisionado de Salud de la ciudad de Nueva York, Dr. Thomas Farley, dijo que "sin esa restricción de las bebidas azucaradas, será más difícil luchar contra la epidemia que mata más neoyorquinos que cualquier otra causa después del tabaquismo; y que causa una vida miserable para muchos que terminan sufriendo de diabetes o enfermedades coronarias que les resta calidad de vida. Las bebidas azucaradas son la causa principal de ésta epidemia. La decisión de hoy afecta la salud de los neoyorquinos, aunque confiamos en ganar la apelación".
La Asociación Americana de Bebidas, miembro de la coalición que refutó la ley, dijo del fallo del juez que es "un alivio para los neoyorquinos y miles de pequeños negocios en la ciudad que se hubieran perjudicado por esta medida impopular y arbitraria". El alcalde respondió que ¨estamos hablando de vidas versus dividendos".
Los ciudadanos de Nueva York están divididos con respecto a la prohibición. Una encuesta la semana pasada de la Universidad de Quinnipiac, arrojó que el 51 por ciento se opone a ella y el 46 por ciento está a favor.
La prohibición tendría el mayor impacto favorable en niños y adolescentes, ha dicho Dra. Holly Lofton, directora del programa de manejo del peso médico del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. "Los niños usan su dinero del almuerzo para comprar vasos gigantescos de gaseosas, sin saber o que le importe que esos tamaños no son adecuados para los cuerpos de los niños", señala Lofton. "Los niños están subiendo de peso más por las bebidas gaseosas que por comida. Y eso es de temer, es muy peligroso".
La obesidad en Nueva York ha subido de 18 por ciento en la década pasada a 24 por ciento hoy; y las autoridades de la ciudad señalan al tamaño de los monstruosos vasos de gaseosa inundados de azúcar, como uno de los mayores culpables. Un vaso de gaseosa o bebida azucarada de 32 onzas tiene más calorías que una hamburguesa con queso, con la diferencia que la gaseosa no llena como a hamburguesa y el consumidor seguirá ingiriendo más calorías y azúcares en otros alimentos.
El juez Tingling ha escrito en su decisión que la medida presentaba "vacíos", que terminaban contradiciendo el objetivo de la alcaldía. Por ejemplo, la propuesta no prohibía las bebidas que contengan más de 50 por ciento de leche. Es más, las reglas no se aplicaban a todos los establecimientos: las tiendas de conveniencia - establecimientos con menos de 500 m² y con un horario comercial superior a las 18 horas - como 7-Eleven, sede de la gaseosa de 30 onzas Big Gulp, se encontraban exentas.
Otros detractores argumentan que la prohibición, en su forma actual, en realidad podría aumentar el consumo de calorías. Por ejemplo, el fallo podría prohibir los cafés de más de 16 onzas que contengan cierta cantidad de azúcar (alrededor de dos paquetes), llevando a algunos proveedores a anunciar que iban a hacer que los clientes agreguen su propia azúcar a los cafés grandes. O, por otro lado, este cambio podría inducir a algunos clientes a optar por los cafés con leche, como lattes, que tienen más calorías que el café normal, indicó David R. Just, co-director del Cornell Center for Behavioral Economics in Child Nutrition Programs.
"La medida es tan complicada que no está claro si en realidad estimularía el consumo de bebidas con altas cantidades de calorías", señaló Just en un comunicado.
Un estudio publicado el verano pasado analizó, a partir de la medida propuesta, a 1600 consumidores que frecuentaron restaurantes de comida rápida en Nueva York, Newark, Nueva Jersey, Filadelfia y Baltimore. Encontraron que el 62 por ciento de todas las bebidas compradas por los consumidores durante el estudio serían prohibidas por la política propuesta. Además, los participantes del estudio consumieron en cada comida, en promedio, la enorme cantidad de 200 calorías en bebidas azucaradas.
El estudio sugirió que la prohibición podría reducir el consumo de calorías sólo si al menos el 40 por ciento de la población efectivamente cambiaba sus hábitos (preferir las bebidas de 16 onzas en vez de los tamaños más grandes). El consumo global de calorías se reduciría a un promedio de 10 calorías; aunque, si sólo el 30 por ciento cambia sus hábitos, no habría disminución alguna.
Sobre el tema, Marion Nestle, profesora del departamento de Nutrición, Estudios de Alimentación y Salud Pública en la Universidad de Nueva York, calificó la decisión del jurado como decepcionante.
"La mayoría de la gente consume cualquier tamaño que le pongan en frente y se contentan con esa cantidad. Así que una meta razonable de intervención en salud pública es establecer un tamaño más pequeño para las bebidas que son otorgadas por default", afirmó.
Para otros, la restricción propuesta equivale a un estado-niñera. "Creo que es estúpido", dice Mary Elizabeth Quinn, habitante de Rumson, New Jersey, de 58 años, desde un Starbucks en el que suele ordenar los vasos más grandes de café mocca helado. "La gente debería poder tomar lo que diablos le dé la gana", agregó.
Para la Dra. Sharon Akabas, directora del Instituto de Nutrición Humana de la Universidad de Columbia, lo que haría más bien la restricción es "crear un letrero de STOP para la gente. La ayudaría a ayudarse a sí misma".
La restricción no se aplica a bebidas alcohólicas, pero sí a bebidas energéticas o batidos de fruta y gaseosas. Su mandato era de aplicación en lugares donde se sirve comida, desde pizzerías hasta estadios o cines aunque no en supermercados o tiendas.
Fue en setiembre de 2012 que la Comisión de Salud de la ciudad aprobó la medida que debía entrar en efecto el 12 de marzo con multas de US$2oo que no se ejecutarían hasta junio. Muchos empresarios ya habían estado surtiendo su stock con vasos más pequeños y adoptando medidas para explicar los cambios a su clientela. Otros esperaban el periodo de gracia de 3 meses que iba a dar la ciudad hasta junio para recién implementar los cambios.
El juez ha dicho que la Comisión de Bloomberg ha entrado en terrenos legislativos que le corresponden al Consejo de la ciudad. Pero Bloomberg enfatiza que esa interpretación del magistrado es un error y que confían en que la razón les será devuelta en la apelación. "Uno de los argumentos que presentaremos es que gente se está muriendo todos los días. No es broma. Cinco mil personas mueren de obesidad cada día en Estados Unidos", ha enfatizado Bloomberg.
Información de LiveScience, MyHealthNewsDaily, BBC y ABC News. Versión, edición y traducción de Sophimanía.
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