Científicos de los EE.UU. han construido "hormigas robóticas" que aseguran que pueden comportarse como una colonia de hormigas real. Estos no se parecen a sus homólogos insectos, sino que son pequeños cubos equipados con dos motores para propulsar las ruedas que les permiten desplazarse. Sin embargo, su comportamiento colectivo es notablemente similar al de las hormigas.

Al ser programada para avanzar hacia un objetivo y evitar los obstáculos, la colonia robot encuentra la manera más rápida a través de una red o un laberinto. El secreto, según informan los investigadores en la revista Plos Computational Biology, se encuentra en su capacidad para reconocer las señales que se envían entre sí, al igual que un enjambre de insectos.

"Cada robot, de manera individual, es bastante tonto", dijo Simon Garnier, del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey, investigador principal del estudio. "Ellos tienen una memoria y capacidad de procesamiento muy limitada. Si trabajan por si mismos, terminaría moviéndose al azar y perdiéndose; sin embargo, son capaces de trabajar juntos y comunicarse".

Esto se debe a que, como las hormigas, los robots dejan un rastro que los demás siguen. Mientras que las hormigas dejan un rastro de productos químicos - o feromonas - que sus compañeras son capaces de detectar, los robots dejan un rastro de luz.

Para lograr esto, los investigadores prepararon una cámara que sigue la trayectoria de cada robot. Un proyector conectada a la cámara produce entonces un punto de luz a intervalos regulares a lo largo de su ruta, dejando una "ruta de navegación" de luz que se vuelve más brillante cada vez que otro robot sigue el mismo camino.

El Dr. Garnier indicó que cada robot "tiene dos antenas en la parte superior, que son sensores de luz. Si más luz cae sobre su sensor izquierdo, se gira a la izquierda; si más luz incide sobre el sensor derecho, se gira a la derecha. Es exactamente el mismo mecanismo que usan las hormigas".

El investigador explicó cómo tanto los robots como las hormigas trabajan juntos, describiendo sus habilidades de navegación como un "bucle positivo de retroalimentación". "Si hay dos caminos posibles de A hacia B, y uno es dos veces más largo que el otro, al principio las hormigas o robots empezaran a utilizar cada ruta por igual. Las hormigas que tomen el camino más corto, viajarán más rápido; por lo tanto, la cantidad de feromona (o luz, en el caso de los robots) depositado en ese camino crecerá deprisa, de manera que más hormigas comenzarán a utilizar ese camino".

Hay muchas otras investigaciones y proyectos de ingeniería que se inspiran en la naturaleza para resolver problemas o diseñar robots, como explicó el Dr. Paul Graham, biólogo de la Universidad de Sussex. "El ejemplo clásico es el modo en que diseñamos las redes de información para transportar paquetes de datos".

Por ejemplo, en una red compleja puede haber diferentes rutas posibles que los paquetes de datos podrían tomar. Estos se dejan mensajes entre sí acerca de qué rutas fueron más rápidas. Esto, explicó, es la base de un algoritmo llamado "optimización de Colonia de Hormigas", que ya ha sido utilizado en redes de telecomunicaciones.

Y aunque el Dr. Graham no ve un uso práctica inmediato para estos insectos robóticos en particular, afirma que el estudio demuestra una importante e interesante pieza de la biología.

Información de BBC. Versión, edición y traducción de Sophimanía.

Artículo original y completo (en inglés) aquí.