Latinoamérica está indefensa ante una “epidemia devastadora de cáncer”
De cada 100 casos de cáncer en América Latina mueren 59 personas, una estadística alarmante si la comparamos con la de otras regiones como Europa donde las víctimas son 43 de cada 100 y Estados Unidos con 35 de cada 100. Por si fuera poco, un informe publicado por la revista The Lancet Oncology estima que en 2030 se registrarán 1,7 millones de casos de cáncer en América Latina y Caribe y un millón de muertes al año.
“Si los gobiernos no actúan, va a ocurrir algo similar a lo que ocurrió con el sistema bancario a partir de 2008. Habrá un colapso de los sistemas de salud, posiblemente con el cáncer como causa número 1”, dice el médico argentino Eduardo Cazap, fundador de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica.
Cazap es uno de los autores del macroestudio, en el que han participado 72 expertos de 12 países. El doctor critica la desidia de los gobiernos de la región ante el cáncer, cuya incidencia “se duplicará o triplicará en dos o tres décadas”.
Según el informe, Latinoamérica gasta unos $ 3.900 millones al año en el tratamiento del cáncer y en suplir la ausencia de los enfermos en sus trabajos. “Es más barato enfrentarse a la enfermedad que pagar los costes de la inacción, porque en unos años habrá una catarata de gastos incontrolable”, argumenta Cazap.
Un gasto en salud ridículo
Los expertos advierten que la región está hoy casi indefensa ante una futura “epidemia de cáncer”. Aproximadamente 320 millones de personas, más de la mitad de la población de América Latina, no cuenta con un seguro de salud adecuado o no tiene ninguno.
Para Paul Goss, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard y el principal autor del estudio “América Latina no está bien preparada para hacer frente al alarmante aumento de la incidencia de cáncer y a las tasas de mortalidad desproporcionadamente altas en comparación con otras regiones del mundo”.
El estudio estima que el gasto por cada paciente con cáncer en Estados Unidos es 17 veces mayor al gasto más alto de cualquier país latinoamericano. En nuestra región, el gasto promedio per cápita en salud es de $ 7,82, frente a los $ 182 en Reino Unido, los $ 242 en Japón y los $ 457 en EEUU.
“Los gobiernos latinoamericanos deben aumentar el gasto sanitario urgentemente”, exige el oncólogo uruguayo Carlos Henrique Barrios, otro de los autores del estudio. América Latina invierte el 0,12% del Ingreso Nacional Bruto per cápita en la atención del cáncer, pero con grandes diferencias entre países, desde el 0,06% de Venezuela al 0,29% de Uruguay. Mientras, Reino Unido dedica un 0,51%; Japón, un 0,60%; y EEUU, un 1,02%.
Sanidad para ricos
“El 90% de los nuevos medicamentos que han salido al mercado en los últimos cinco años se consumen exclusivamente en EEUU, Europa occidental y Japón. El resto del mundo, unos 6.000
“El control del cáncer en América Latina ha surgido de una manera fragmentada y en gran parte reactiva para servir a los electores urbanos educados y a los ricos, mientras que las poblaciones más pobres han sido descuidadas. Nuestros países están abrumados por el reto de la lucha contra el cáncer y ahora esta carga está a punto de aumentar considerablemente”, añade Goss.
Actualmente, se calcula que en América Latina hay 163 casos de cáncer por cada 100.000 habitantes, frente a los 264 de Europa y a los 300 estimados en EEUU. Sin embargo, pese a la estadística favorable por el momento, la proporción de pacientes que mueren por cáncer en esta región es casi el doble a la de EEUU.
Los autores atribuyen en parte esta mayor mortalidad a que los tumores malignos se detectan más tarde “especialmente en las comunidades pobres, rurales o indígenas”. Por ejemplo, en EEUU el 60% de los casos de cáncer de mama son diagnosticados en las primeras fases, mientras que en Brasil esto sólo ocurre en el 20% de los casos y en México, en el 10%.
“Las familias que no tienen acceso a un seguro público pueden acabar en la pobreza al intentar financiar la atención, sobre todo para las enfermedades crónicas, y se ven obligadas a sacrificar otras necesidades básicas, como la alimentación, la vivienda y la educación”, denuncia el informe.
Los autores recomiendan a los gobiernos que pongan en marcha programas de salud pública capaces de conseguir grandes resultados con un coste pequeño, como medidas para que los ciudadanos dejen de fumar, hagan ejercicio, reduzcan su consumo de alcohol y lleven una alimentación sana.
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