Lo que en los años ochenta surgió como una especulación de los científicos, a saber que podría haber partículas subatómicas con formas asimétricas, e incluso tan singulares como la de una pera, un plátano o hasta una pirámide, hoy viene tomando mayor grado de certidumbre a partir de la evidencia. La imagen clásica que tenemos -gracias a los libros de texto escolares- de los núcleos de los átomos como unas pequeñas esferas, hoy tendría que cambiar.

La investigación publicada en la revista Nature muestra que en los laboratorios del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra, los científicos han observado por primera vez un núcleo con la forma ovoide. En el centro del átomo del que forma parte, hay una densa y condensada zona que contiene el 99.999% de toda su masa. El procedimiento para investigar este tipo de núcleos fue tomado del que desarrolló hace más de un siglo el científico Ernest Rutherford mientras bombardeaba una fina lámina de mica con partículas cargadas eléctricamente. Rutherford observó que algunas de las partículas rebotaban y, a partir de ello, esableció unas dimensiones del núcleo 10.000 veces menores que el átomo.

Más de cien años después, empleando el mismo procedimiento, pero esta vez utilizando el acelerador de partículas del CERN, se lanzaron núcleos de Radón y Radio contra unas finas láminas metalicas. Como resultado, se observó formas nucleares ya no esféricas sino en forma de balones de rugby. El procedimiento aplicado es similar a lanzar pelotas para ver si estas salen rebotando producto del choque; si es efectivamente así, significa que su estructura es sólida.

El profesor Peter Butler:

Luis Robledo, profesor de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid y único miembro español que participa en esta investigación sobre Física Nuclear en Ginebra, explica que la manera de identificar la estructura de tales núcleos es arrojándoles otros elementos, colisionándolos. Esto es parecido a como funciona nuestra vista para percibir los objetos de nuestro entorno a través de la luz que proviene de su superficie.  Robledo explica: "los fotones emitidos por el Sol o el alumbrado artificial, se reflejan en la región superficial de los elementos que nos rodean y son detectados por los ojos". En otras palabras, los fotones son lanzados por reflejo hacia nuestro aparato visual que los capta, y transforma esa información en propiedades como color, textura, forma y tamaño.

Sin embargo, todavía no se conciben las posibles aplicaciones prácticas de las emisiones electromagnéticas generadas por el choque, o si ayudarán a tener una comprensión más cabal del Universo, pues de todas maneras son reacciones electromagnéticas que se obtienen mediante altas cantidades de energía. Para Robledo, "sí abre las puertas a atribuir un momento dipolar eléctrico distinto de cero par algunas partículas elementales hasta ahora desconocido".

http://youtu.be/V0KjXsGRvoA

El equipo de investigadores seguirá realizando pruebas para ver si también puede conseguir núcleos ovoides, pero empleando otros elementos como el Uranio o el Torio. Quizá esta sea la vía para encontrar también otras formas nucleares a partir de la experimentación con otros elementos.

Información de ABC. Versión y edición de Sophimanía.

Artículo original y completo aquí.