Mañana 31 de mayo, un asteroide gigantesco pasará muy cerca de la Tierra. La gran roca ha sido denominada 1998 QE2 por referencia al enorme Queen Elizabeth 2, pues es nueve veces más grande que este buque británico. 

A partir de las observaciones hechas desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, ha sido descrita como masivo y oscuro, porque probablemente su superficie esté cubierta de un negro hollín debido a que se trataría del fragmento de un cometa que se deshizo por orbitar cerca del Sol. La otra hipótesis es que se trataría de una roca que formó parte del cinturón de asteroides que existe entre las órbitas de Marte y Júpiter. 

El 1998 QE2 pasará a una distancia de 6,3 millones de kilómetros de la Tierra, unas quince veces la distancia entre nuestro planeta y la Luna, por lo que no implica ningún peligro. Su velocidad relativa de desplazamiento es de 10,58 kilómetros por segundo, equivalente a 15 veces la velocidad de una bala de rifle. 

Si un asteroide de esas características llegara a impactar en la superficie terrestre, provocaría un efecto semejante al que extinguió a los dinosaurios. En este caso, sin embargo, más que una preocupación, los científicos están atentos pues significa un evento único para poder recavar la mayor cantidad de información acerca de un cuerpo espacial tan cercano.

El asteroide 1998 QE2 fue identificado hace ya quince años, precisamente como su nombre lo indica en 1998, en un observatorio del Instituto de Tecnología de Massachusetts ubicado en Nuevo México, como parte del programa LINEAR (Lincoln Near-Earth Asteroid Research), que localiza y sigue el movimiento de asteriodes. Se estima que su tamaño es de 2,7 km, aunque algunos científicos creen que puede ser mayor. Se sabe además que el recorrido a través de su órbita dura cuatro años y que cada quince pasa cerca de la Tierra; sin embargo, el de este año será su máximo acercamiento en el siglo. Una "visita" así de cercana se producirá otra vez el año 2119.

Científicos de todo el mundo se preparan para registrar y analizar este evento. Por ejemplo, los astrónomos del Deep Space Network de la NASA, ubicado en Goldstone, California, y del Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, han planeado todo un programa de observaciones a través de sus telescopios implementados con capacidades de imagen complementarias que les permitirán incluso captar detalles de pocos metros de esta gran roca. Es probable que no se pueda ver a ojo desnudo, pues se ha estimado que su brillo será de magnitud 11, es decir, cien veces más débil que el de alguna estrella tenue visible a simple vista fuera de la ciudad. Si quieren seguir su paso pueden hacerlo a través de las cámaras espaciales Slooh, que retransmitirán el evento espacial gratuitamente a través de internet.

Edición de Héctor Cárdenas para Sophimanía.

Fuente: ABC