Conoce como se escribió "Yo tengo un sueño", el famoso discurso de Martín Luther King Jr.
Hace 50 años, un día miércoles 28 de agosto de 1963, el reverendo Martin Luther King, con sólo cuatro palabras, generó un eco que ha trascendido en el tiempo, resonando por encima de las fronteras territoriales, culturales e idiomáticas: "I Have a Dream", yo tengo un sueño.
El discurso, proclamado en la cumbre del evento conocido como "la marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad" terminó de convertir a King en un ícono estadounidense y mundial. Él, como sabemos, murió asesinado cinco años después a los 39 años de edad.
Hoy, la persona más autorizada para hablar del día del discurso es Clarence B. Jones, abogado y mano derecha de King, quien incluso ayudó a escribir su famoso discurso. Jones califica el momento como un "despertar estadounidense" y dice, para no quitarle mérito al reverendo, que él fue sólo un "instrumento accidental en un punto histórico".
Y es que a pesar de que Jones ayudó a King, incluso puliendo sus notas la noche anterior al discurso, aclara que fueron realmente las palabras del reverendo las que pronunció en su discurso "fueron sus palabras y sus pensamientos", señala Jones.
"Lo que hice fue entregarle un texto sugerido para que él lo considerara, que incorporaba ideas que previamente habíamos discutido", Jones hace estas aclaraciones por una razón de peso, pues no muchos saben que las famosas cuatro palabras -I Have a Dream (Yo tengo un sueño)- no formaban parte del texto planeado.
Durante los primeros siete párrafos, King sí utilizó el borrador que le había entregado Jones "sin cambiarle una palabra, una frase, una coma, nada". Pero luego vino la sorpresa. Luego vino la "electricidad en el aire", como describió Jones ese instante en un libro sobre el tema.
A sus 82 años, Jones recuerda al detalle el momento desde hace cinco décadas, recuerda cómo King corrió el texto al lado izquierdo del podio, se rascó la pantorrilla de su pierna izquierda con el pie derecho, observó a la multitud y miró de reojo a la cantante de gospel Mahalia Jackson, que acaba de gritarle "¡cuéntales del sueño, Martin!". Inspirado por el momento, King pronunció las cuatro palabras.
Es importante hacer esa mención a Mahalia Jackson pues, de hecho, King ya había hablado del sueño en otra ocasión, aunque con mucha menor resonancia. Fue en Detroit, dos meses antes, en un evento que con el tiempo ha pasado a considerarse el preludio del sueño. ¿Pero entonces qué tuvo el evento en Washington para pasar a la historia que no tuvo el de Detroit?
Jones argumenta que se debe a una unión de circunstancias: "Fue la tormenta perfecta. El poder no está en las palabras como tales, ni está en el orador", escribió. El poder está, más bien, en la conjunción del discurso, el ponente y la audiencia".
De esa tormenta perfecta, de esa mezcla de factores, ha pasado ya medio siglo. Hoy, Clarence B Jones dicta un curso en la Universidad de San Francisco sobre preparación de discursos, escribe libros, ofrece charlas en lugares tan lejanos como Ginebra, Suiza, y asiste a eventos.
Uno de ellos, por supuesto, es la conmemoración realizada el 28 de agosto en Washington. Allá estuvo, en el monumento a Lincoln como hace 50 años, pero esta vez no para hacer historia sino para recordarla.
Traducción y edición de César Héctor para Sophimania. Fuente: BBC
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Del griego Sophia: Sabiduría. Sophimanía es esa 'manía'. esa 'enfermedad' tan humana por saber, descubrir, entender, construir, explorar.
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Del griego Sophia: Sabiduría. Sophimanía es esa 'manía'. esa 'enfermedad' tan humana por saber, descubrir, entender, construir, explorar.