Químicos en envases de alimentos procesados pueden afectar la salud de adolescentes
Dos nuevos estudios vincula el compuesto orgánico bisfenol A (BPH) y el compuesto químico di-2-etilhexil (DEHP), usados en la fabricación de envases plásticos para alimentos, con la obesidad y la resistencia a la insulina en adolescentes. En general, se les señala como capaces de alterar las funciones biológicas de los humanos.
El producto químico DEHP se utiliza en la fabricación de plásticos desde 1950, ya que ayuda a ablandar el plástico. El compuesto está en un grupo de plásticos llamado ftalatos que también incluye la sustancia química bisfenol A (BPA). Ambos químicos se emplean en un amplia gama de envases plásticos de alimentos procesados de los más consumidos por el público en general y en especial por adolescentes y niños.
En un estudio, los investigadores midieron los niveles de di-2-etilhexil (DEHP) en la orina de 766 adolescentes de entre 12 a 19 años de edad. Encontraron que los adolescentes con una mayor cantidad de DEHP en la orina tienen una mayor tasa de resistencia a la insulina, una condición que puede conducir a la diabetes tipo 2.
Los resultados se mantuvieron cuando los investigadores controlaron otros factores de riesgo como la ingesta de calorías y peso. Los investigadores no encontraron, en esta ocasión, una asociación entre la resistencia a la insulina y otros tipos de ftalatos que se encuentran en los cosméticos y productos de cuidado personal como champús.
"En estudios de laboratorio, los ftalatos influyen en la expresión de genes relacionados con la forma en que respondemos a la ingestión de azúcar con la secreción de insulina", dijo el investigador del estudio, el Dr. Leonardo Trasande, profesor de medicina ambiental y pediatría en la Universidad de Nueva York.
"Un estudio previo ha identificado una asociación entre los ftalatos y la resistencia a la insulina en los hombres adultos", por lo que en el nuevo estudio, los investigadores examinaron la relación en adolescentes, dijo Trasande. Sin embargo, el estudio no prueba aún una relación causa-efecto.
Es posible que los adolescentes resistentes a la insulina tiendan a comer alimentos con alto contenido de ftalatos, o que excreten más DEHP en la orina en comparación con niños sanos, dijeron los investigadores en su estudio, que se publica hoy (19 de agosto) en la revista Pediatrics.
Otro estudio publicado en la misma revista examinó la relación entre el bisfenol A (BPA) y la obesidad y otras enfermedades crónicas en más de 10.000 niños de entre 6 a 18 años. Los niños con las mayores cantidades de BPA en la orina tenían el doble de riesgo de ser obesos, en comparación con los niños con niveles más bajos de BPA.
Tanto el BPA como los ftalatos han sido el foco de una intensa investigación en los últimos años debido a las preocupaciones planteadas sobre su potencial para actuar como hormonas en las personas que están expuestas a ellos a través de los envases de alimentos, pero los estudios no han sido concluyentes y los científicos no han llegado a un consenso.
La Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. ha mantenido que las pruebas de toxicidad muestran que los niveles actuales de exposición de los adultos al BPA es baja y segura. Sin embargo, en julio de 2012, la agencia anunció una prohibición sobre el uso de BPA en los biberones y vasos para bebés después de que la industria química solicitara la prohibición, mientras eliminan progresivamente el uso de BPA.
En este estudio, los investigadores también recomendaron una interpretación cautelosa de los resultados. El BPA se encuentra en mayores concentraciones en el tejido adiposo en comparación con otros tejidos del cuerpo, por lo que es posible que las personas con mayor grasa corporal retengan más BPA de la comida y excreten más en la orina, dijo el investigador del estudio Dr. Joyce Lee, profesor de pediatría y endocrinología de la Universidad de Michigan.
Otra posibilidad es que las personas obesas estén sencillamente comiendo más alimentos que contienen BPA, dijo Lee.
En un comentario publicado junto con los nuevos estudios, el Dr. Robert Brent, profesor de pediatría en la Universidad Thomas Jefferson y un experto en toxicología ambiental, cuestionó los métodos utilizados en los estudios sobre la exposición a estos productos químicos, en particular del BPA. Dijo que el contenido químico de la orina puede no ser una buena medida de la exposición real de una persona a la sustancia química.
Los seres humanos metabolizan el BPA rápidamente y lo eliminan a través de la orina, manteniendo sólo pequeñas cantidades de la sustancia en la sangre, que es donde puede tener efectos biológicos, dijo Brent.
Estudios previos han hecho mediciones en personas que comieron alimentos con alto contenido de BPA, y vieron que a pesar de que excretan cantidades más altas de BPA a través de la orina, los niveles sanguíneos de BPA estaban todavía en las cantidades detectables más bajas, escribió Brent en el comentario.
Por otra parte, la investigación ha sugerido que el metabolismo destruye la capacidad del BPA para interrumpir el sistema endocrino (hormonal). "Después de que se mete en la sangre, ni siquiera tiene la capacidad de unirse a un receptor endocrino," dijo Brent a LiveScience. "Sin embargo, ha demostrado estar relacionada con toda una serie de enfermedades. Autismo, diabetes, malformaciones genitales, cáncer, lo que sea."
El uso de BPA está fuertemente regulado en otros países, entre ellos Canadá, pero las autoridades también reconocen en general la falta de pruebas sobre sus efectos biológicos.
Aunque los estudios no llegan a demostrar una relación causa-efecto entre estos químicos y enfermedades crónicas u obesidad, sí respaldan la evidencia que sugiere que aquellos que buscan reducir el riesgo de desarrollar obesidad o enfermedades como la diabetes, deben considerar reducir su dependencia en alimentos y bebidas envasadas.
Para evitar la exposición a estos químicos que pueden ser nocivos: reduzca el consumo de alimentos o bebidas enlatadas pues el plástico con el que están revestidas por dentro puede estar hecho con plástico con BPH y puede fácilmente filtrarse al alimento. Descarte cualquier envase plástico que no diga expresamente que está libre de BPH, jamás lo caliente en el microondas o utilice alguna botella o envase plástico que tiene una rayadura o grieta.
Finalmente, al adquirir envases de cartón - que también tienen revestimiento interno de plástico que puede estar hecho de BPA- fíjese que el sello de reciclaje no tenga los números 3 o 7 pues implica que estaría hecho con BPA.
Edición y traducción de César Héctor para Sophimania. Fuentes: LiveScience y Diabetes
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Del griego Sophia: Sabiduría. Sophimanía es esa 'manía'. esa 'enfermedad' tan humana por saber, descubrir, entender, construir, explorar.
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